Entre los factores que definieron este proyecto, uno de los más importantes fue el contexto físico, es decir el excepcional terreno que nuestro comitente había comprado. Con unas proporciones importantes y un magnífico frente con más de 100 metros de costa de lago nos encontramos con la situación inversa de lo que ocurre habitualmente; en lugar de forzar el proyecto para buscar vistas interesantes teníamos que operar tapando para dosificar el efecto sorpresa ante el imponente paisaje.
Para ello ideamos un recorrido que comienza al traspasar el portón de acceso al terreno y termina en el estar mismo de la casa. Un cerco verde que bordea el camino vehicular bloquea las vistas del lago y al llegar al área de estacionamiento el mismo volumen de la casa cumple esta función.
Sin embargo hay un primer indicio en la carpintería del estar que da al contrafrente y produce una vista cruzada a través de este ambiente en la que se divisa el cerro López.
Al acceder al ante-hall con un giro de 180º desde la cochera nos permite ver la árida estepa patagónica mas allá de la embocadura del río Limay, luego en el hall propiamente dicho una nueva diagonal visual nos transporta al paraje denominado "puerto americano" y al desembocar en el estar la potencia del paisaje se despliega completamente ante nuestros ojos con una vista a lo largo del eje del lago Nahuel Huapi de más de 50km de longitud.